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LOS RINCONES DE MI PUEBLO
Y EL CANTO A PARADAS

(Así nacieron)

Por Máximo López Jiménez

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Los rincones de mi pueblo: Acerca de

Cuando llevas ya casi dos meses de reclusión por el estado de alarma, la mente –que siempre tiene la libertad que ahora nos falta- va y viene por nuestros recuerdos campando a su antojo y se detiene en tus pensamientos intentando encontrar en el pasado una situación parecida. Y vaya si la encuentra, aunque salvando el motivo y las consecuencias.

 

De esta manera me sitúo a principio de los ochenta residiendo en Barcelona muy cerquita de la Plaza de España y su monumental fuente de Montjuic, adonde fui buscando orden y estabilidad emocional a mi vida. Tenía dos hermanas en la ciudad condal, por lo que la parada y fonda la tenía asegurada. Elegí la casa de mi hermana Amparo por estar mejor situada y con unos medios de transporte más asequibles a un chico de provincias escaso de experiencia en terrenos desconocidos.

 

Conseguí trabajo –sin sueldo el primer mes- y aunque no me gustaba eso de llamar de puerta en puerta ofreciendo productos de cosmética que a casi nadie le interesaban, no tuve más remedio que apencar sorteando algunas dificultades añadidas como el idioma, que por aquellas fechas ya comenzaba a discriminar, sintiéndote extranjero en tu propio país.

 

Concluida la tarea venía el premio: la conversación distendida con la familia, la cena y el descanso. Generalmente, me retiraba temprano y aprovechaba –como ahora- para leer y escuchar los programas nocturnos de la radio. Y aquí empezaba mi sensación de confinamiento. Estaba solo e incomunicado, pues cualquier frecuencia radiofónica emitía en catalán y, a pesar de conocer algunas palabras, me quedaba a dos velas. Y así noche tras noche hasta que un día, subiendo y bajando el dial buscando algo diferente, escuché una guitarra tocando por seguiriyas –que me supo a gloria- y a continuación la voz inconmensurable de Perrate de Utrera:

Los rincones de mi pueblo: Texto
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Yo no soy de esta tierra

ni conozco a nadie;

aquel que haga un bien por mis niños

que Dios se lo pague.

Los rincones de mi pueblo: Texto
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El golpe de aire fresco que me llegó a las mismísimas entrañas fue asimismo un fiel aliado para posicionarme en los Alberos y divisar las eras, la calle Olivares, la calle Larga, el Porche, los Jardines, el Cañuelo… Rincones que siempre has tenido al alcance de tu mano y que ahora te quedaban confinados por la distancia. Afortunadamente yo solo estaba de paso en esas tierras lejanas y mi trabajo y mi vida pertenecían a Paradas. Pero aún permanecí el tiempo suficiente para identificarme con el dolor y la rabia de quienes tuvieron que dejar atrás su pasado y su hogar para encaminarse al duro trance de la emigración o el exilio. Cogí papel y lápiz y comencé a escribir:

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Los rincones de mi pueblo

cómo los echo de menos:

la cruz del Porche, Birrete, 

la Picota y el Cañuelo.


El Calvario, la Estación,

los Jardines con su plaza,

las barrancas del Pilar,

los Patos, la calle Larga…


Cuando yo salga de aquí

que me lleven a Paradas

que en ella quiero morir.

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Mi experiencia catalana concluyó meses más tarde. Volví a Paradas y a su llegada me prometí a mí mismo no separarme más de este trozo de tierra donde el aire es aire, el agua sabe a agua y donde los primeros sonidos del día vienen de tejado, las palmeras o los naranjos como consecuencia del continuo trinar de los pajarillos mañaneros.

 

Años más tarde completé este poema y serviría en febrero de 1991 para presentar a Paradas en el programa de Canal Sur “Tal como somos” en las voces del Coro San Eutropio. Como complemento a este alegato sobre nuestros rincones escribí también el Canto a Paradas en claro homenaje a cuantos paradeños se vieron obligados a emigrar, pero que nunca olvidaron su condición de paradeño, ostentando con orgullo la gracia sin par de haber nacido en esta tierra.

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Entre llanos de arena,

trigales y olivar

florece nuestro pueblo

con blanca luz de cal.


El aire de sus campos

perfuma al caminar

-noches de primavera-

sus calles de azahar.


Pajarillos silvestres

cantan cada mañana

despertando del sueño

a mi pueblo de Paradas.


Gente noble y sencilla

su mano siempre da,

caminante que llega

no se quiere marchar.


Aunque lejos me encuentre,

orgulloso diré

yo soy paradeño

donde quiera que esté.

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Al cabo de los años, este canto a Paradas –a iniciativa de José María Suárez Suárez- sería utilizado, mediante la grabación del Coro San Eutropio, por el Área de Cultura y Festejos del Ayuntamiento para acompañar el paseo solemne de la Reina y Damas de Honor por el pasillo de la Comarcal hasta el escenario de la Coronación, convirtiéndose en una especie de himno tanto a Paradas como a la belleza, elegancia y simpatía de las que siempre hizo gala la mujer paradeña. Un canto identificado con la nostalgia y que este año también ha sido presa del confinamiento, que lo llevará al silencio como a nosotros al aislamiento. Pero tanto uno como otros volverán a renacer para caminar, con más fuerza si cabe,  por los anhelados rincones de nuestro pueblo.

 

        Máximo López Jiménez

Los rincones de mi pueblo: Texto

Cartel de la presentación del disco “ Los Rincones de mi pueblo” del Coro San Eutropio de Paradas, cedido por Pepe Galindo.

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