UNA SEMANA SANTA ATÍPICA

Este año hemos conmemorado la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo de una manera mucho más íntima. No se recuerda nada parecido. En el marco histórico ha habido años por motivos bélicos, como unos meses antes del golpe de Estado de 1936, en los que no hubo procesiones. Este año ha sido una epidemia la que nos ha llevado a vivir una Semana Santa muy diferente, con templos cerrados y calles vacías al estar declarado el estado de alarma. Aun así, las hermandades de nuestra villa y grupos parroquiales no han dejado de identificarse con Cristo en su Pasión a través de las oraciones en nuestros hogares, y la solidaridad con nuestros compatriotas. Nuestra comunidad parroquial en su conjunto, con nuestro párroco a la cabeza, D. Francisco Javier Aranda Palma, se han puesto manos a la obra, al teclado, al editor del vídeo, para acercarnos vivencias cristianas tales como la celebración de la misa diaria, rezo del evangelio del día, el sermón de las siete palabras, el rezo del Santo Vía Crucis, oraciones y preces por los enfermos de coronavirus, vídeos de momentos de nuestras cofradías en tiempos pasados…, etc. 

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Como nos indicó nuestro Sr. Arzobispo, D. Juan José Asenjo, “Dios quiera que estas circunstancias nos ayuden a renovar nuestra vida cristiana. Ojalá favorezcan nuestro encuentro personal con Cristo, que transforma nuestras vidas, si nosotros nos dejamos transformar por la eficacia de su sangre redentora. En Él encontraremos la fuente de la luz, de la alegría, del sentido y la esperanza para nuestra vida. Ojalá que quien resucita para la Iglesia y para el mundo en la Pascua florida, resucite sobre todo en nuestros corazones y en nuestras vidas” (Carta del 17 de marzo de 2020).

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Y así ha sido pues no podemos negar que esta crisis sanitaria provocada por el COVID-19, ha puesto de manifiesto, la base en común que mueve a las hermandades de nuestro pueblo y a todos los grupos parroquiales de este, que no es otra que la solidaridad, el compromiso, el servicio a la caridad y la labor social. Dicho de otro modo, han dado testimonio de fe con su buen hacer, y por ello damos gracias al Señor, gracias porque se ha ido sacando lo mejor de sí mismos para demostrar que, con un poco de solidaridad y responsabilidad, el mundo puede ser mejor. Y, entre tantos ejemplos a seguir, toca reconocer la labor de decenas de mujeres, empresas y vecinos que han elaborado o donado material sanitario que, una vez terminado, se ha enviado a nuestra residencia de ancianos y a centros hospitalarios. 

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Por lo tanto, ha sido una Semana Santa de reflexión sobre nuestros valores cristianos y de estudiar una y otra vez la mejor solución a los problemas que se han ido desencadenando en esta terrible situación en la que nos hemos visto sumergidos. Y si algo hemos sacado, en conclusión, es que no podemos obviar nuestra fragilidad, nuestra contingencia, pero siempre sin olvidar que Dios está a nuestro lado, está con nosotros.  

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Sonia Suárez Martín